La historia de Reggio Emilia
Todo empieza en la primavera de
1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, la gente de un pueblo, situado a
pocos kilómetros de Regio Emilia decide construir y gestionar una escuela para
niños. Mediante la venta del material abandonado por los alemanes tras su huida
(unos caballos, un tanque y un camión), se empieza a financiar y a llevar a
cabo el proyecto. Fue una escuela salida de la nada, que se empezó con muchas
ganas e ilusión pero que no se sabía cómo continuaría hacia delante.
La
educación de los niños estaba en manos de educadoras excepcionales y muy
motivadas, aunque su formación provenía de escuelas de magisterio privadas y
católicas, su pensamiento era muy abierto, ambicioso y lleno de energía. Los
comienzos fueron muy duros, algunos de los niños estaban cansados, desnutridos
y con una salud efímera, para ellos la lengua italiana era prácticamente
desconocida ya que en sus hogares se hablaban diferentes dialectos. Todo esto
se superó con la enorme ilusión y ganas de las educadoras y con la colaboración
de madres y padres cuyo objetivo principal eran sus hijos.
¿En
qué consiste la metodología?
La
metodología de estas escuelas están basadas en una ley fundamental: “Si se
hacen cosas reales, también son reales sus consecuencias” (Loris Malaguzzi,“La
Educación Infantil en Reggio Emilia”), es decir, las ideas surgen a partir de
los acontecimientos y experiencias reales, dando lugar a respuestas y
conclusiones reales.
El
método relacional (o Pedagogía Racional) es el que mejor explica como un grupo
de niños esta hecho de individualidades y de asociaciones de niños con
afinidades y habilidades diferentes.
Para ello, el adulto se basa en la observación y el descubrimiento de las diferentes maneras que los niños tienen de participar, proceder y elegir, por este motivo seleccionan y cualifican las actividades encaradas a las motivaciones e intereses de los niños. Se valora la importancia de que los padres se involucren, empleando una práctica explicita, comunicativa, dispuesta a documentar lo que la escuela hace con los niños y su evolución. Este escenario de participación ofrece a los niños interés y curiosidad por lo que ocurre a su alrededor.
Para ello, el adulto se basa en la observación y el descubrimiento de las diferentes maneras que los niños tienen de participar, proceder y elegir, por este motivo seleccionan y cualifican las actividades encaradas a las motivaciones e intereses de los niños. Se valora la importancia de que los padres se involucren, empleando una práctica explicita, comunicativa, dispuesta a documentar lo que la escuela hace con los niños y su evolución. Este escenario de participación ofrece a los niños interés y curiosidad por lo que ocurre a su alrededor.
El
taller y el atelierista
El arte es un aspecto muy
importante en Reggio Emilia aunque no se trata de solo una educación artística.
Por ello, el taller y el atelerista son elementos vitales para asegurar la
atención al arte, a la investigación visual y a la estética.
El
maestro, atelierista (tallerista), experto en las artes visuales, trabaja
estrechamente con los demás maestros y con los niños en las escuelas. Un taller
especial, atelier, que contiene una gran variedad de materiales, herramientas y
recursos, es usado por todos los niños y maestros para explorar, expresar y
crear pensamientos.
Conclusión
En Reggio Emilia se ha buscado un diálogo amable
entre arquitectura, diseño y pedagogía para proyectar unas escuelas bellas,
sugerentes en posibilidades e innovadoras. En definitiva: una concepción del
espacio educativo como memoria, transformación y crecimiento, que recoja los
procesos temporales y de vida de toda la comunidad educativa.
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