martes, 7 de mayo de 2013

¿Sabemos escuchar a los niños?


      Hay un error muy grande que a veces se comete con los niños. Ese error es no saber escucharlos. Puede ser debido a múltiples motivos: no nos interesa el tema del que nos están hablando, o tenemos un mal día, o estamos cansados y no tenemos ganas de escuchar…

Muchos docentes queremos ser cercanos a los niños pero pocos se sientan a su lado a darles conversación, entonces cómo pretendemos ganarnos su cariño si no sabemos ni si quiera que le gusta a cada uno. Cuanto más tiempo le dedicamos a un niño a conversar y a mostrarle interés por lo que ellos nos quieren contar, más se acercan a nosotros y ganamos su confianza y cercanía, además podemos comprender muchas cosas sobre ellos, podemos darnos cuenta de lo que les gusta, lo que les disgusta, incluso comprender sus situaciones en el aula.


“Cuando hablamos nos gusta ser escuchados, ¿Por qué no escucharles a ellos?”

El problema de los niños “caprichosos”, o que “no tienen límites” puede estar relacionado en gran medida con una mala comunicación por parte de los adultos hacia ellos, debido a la falta de ser comprendidos por no ser escuchados. Esto, les causa gran frustración porque tal vez no entiende el motivo por el que algo está mal o está bien, y simplemente les inculcamos normas que ellos no entienden, o porque nos piden algo y le decimos no, ahora hay que hacer […] y les ordenamos otra cosa que quizás no les apetece en ese momento.
Conversando podemos hacerles comprender, podemos llegar a acuerdos con ellos entre el deseo de uno y el deseo del otro, buscando creativamente una manera de respetarnos.
Cuando los niños nos piden algo debemos tener en cuenta lo que ellos necesitan y lo que nosotros le podemos ofrecer, y llegar a un acuerdo por parte de ambos, lo que supone acercar posiciones. Y, una vez hemos accedido a la petición desplazada, tenemos que buscar la petición original. Generalmente, los niños que “no hacen caso” provienen de hogares donde la presencia de ambos padres en conjunto es escasa.

Sin embargo, escuchar a los niños e intentar una comunicación honesta con ellos requiere un mínimo de dedicación. “No hay niños difíciles, sino adultos que no saben escuchar”.

Hemos encontrado un enlace que nos lleva a La Revista de Salud Mental, concretamente a un artículo titulado: “La importancia de escuchar al niño y cómo hacerlo”, que quizás podría aportarles más información relevante sobre este tema.

http://saludmental.info/Secciones/educativa/2011/escuchar-al-nino.html

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