Hay un error muy grande que a veces se comete con los niños. Ese error es no saber escucharlos. Puede ser debido a múltiples motivos: no nos interesa el tema del que nos están hablando, o tenemos un mal día, o estamos cansados y no tenemos ganas de escuchar…
Muchos
docentes queremos ser cercanos a los niños pero pocos se sientan a su lado a
darles conversación, entonces cómo pretendemos ganarnos su cariño si no sabemos
ni si quiera que le gusta a cada uno. Cuanto más tiempo le dedicamos a un niño
a conversar y a mostrarle interés por lo que ellos nos quieren contar, más se
acercan a nosotros y ganamos su confianza y cercanía, además podemos comprender
muchas cosas sobre ellos, podemos darnos cuenta de lo que les gusta, lo que les
disgusta, incluso comprender sus situaciones en el aula.
“Cuando
hablamos nos gusta ser escuchados, ¿Por qué no escucharles a ellos?”
El
problema de los niños “caprichosos”, o que “no tienen límites” puede estar
relacionado en gran medida con una mala comunicación por parte de los adultos
hacia ellos, debido a la falta de ser comprendidos por no ser escuchados. Esto,
les causa gran frustración porque tal vez no entiende el motivo por el que algo
está mal o está bien, y simplemente les inculcamos normas que ellos no
entienden, o porque nos piden algo y le decimos no, ahora hay que hacer […] y
les ordenamos otra cosa que quizás no les apetece en ese momento.
Conversando
podemos hacerles comprender, podemos llegar a acuerdos con ellos entre el deseo
de uno y el deseo del otro, buscando creativamente una manera de respetarnos.
Cuando
los niños nos piden algo debemos tener en cuenta lo que ellos necesitan y lo
que nosotros le podemos ofrecer, y llegar a un acuerdo por parte de ambos, lo
que supone acercar posiciones. Y, una vez hemos accedido a la petición
desplazada, tenemos que buscar la petición original. Generalmente, los niños
que “no hacen caso” provienen de hogares donde la presencia de ambos padres en
conjunto es escasa.
Sin
embargo, escuchar a los niños e intentar una comunicación honesta con ellos
requiere un mínimo de dedicación. “No hay niños difíciles, sino adultos que no
saben escuchar”.
Hemos
encontrado un enlace que nos lleva a La Revista de Salud Mental, concretamente
a un artículo titulado: “La importancia de escuchar al niño y cómo hacerlo”,
que quizás podría aportarles más información relevante sobre este tema.
http://saludmental.info/Secciones/educativa/2011/escuchar-al-nino.html
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